En Estados Unidos, cada vez más personas se enfrentan a procesos de detención o deportación por parte del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE). En muchos casos, estas acciones ocurren sin previo aviso. Ante este escenario, una pregunta crucial y a menudo ignorada es: ¿qué pasa con mis mascotas si me deportan?
Las mascotas, ya sean perros, gatos u otros animales domésticos, dependen completamente de sus cuidadores. Si una persona inmigrante es detenida o deportada y no ha tomado precauciones, sus mascotas pueden quedar abandonadas, corriendo riesgos serios.

En este artículo repasamos qué sucede con las mascotas en casos de deportación, cómo preparar a los animales ante estas circunstancias y todo lo que se puede hacer.
- ¿Qué ocurre con las mascotas si una persona es deportada?
- ¿Qué pasa con los perros si su dueño es deportado?
- ¿Qué sucede con los gatos si su dueño es deportado?
- Consejos para proteger a las mascotas en caso de deportación
- Los riesgos de no prever qué hacer con tus mascotas
- Preguntas frecuentes
- Ahora ya sabes
¿Qué ocurre con las mascotas si una persona es deportada?
Cuando una persona es deportada o detenida, ICE no se hace responsable del cuidado de sus mascotas. Si el dueño vive solo, es muy probable que el animal quede encerrado sin acceso a comida, agua ni atención médica. Esto puede causar deshidratación, enfermedades y, en el peor de los casos, la muerte del animal.
En algunas situaciones, vecinos alertan a la policía o al control de animales al notar que una mascota ha quedado sola por días. Si esto sucede, el animal puede ser trasladado a un refugio. Allí tendrá un tiempo limitado para ser adoptado. Si nadie lo reclama, corre el riesgo de ser sacrificado.
¿Qué pasa con los perros si su dueño es deportado?
Los perros, a diferencia de otros animales, necesitan atención constante. Requieren alimento diario, paseos, contacto humano y asistencia veterinaria regular. Por lo tanto, si un perro queda solo tras la deportación de su dueño, su situación puede deteriorarse muy rápido.
Además, los perros suelen ser muy dependientes emocionalmente. Cuando su cuidador desaparece, pueden presentar ansiedad, comportamientos destructivos o incluso agresividad. Algunos ladran sin parar, lo que alerta a vecinos y autoridades.
Si el animal es llevado a un refugio público, tendrá un período de espera para ser reclamado o adoptado. Pasado ese tiempo, y si no encuentra hogar, podría ser eutanasiado. Los refugios suelen estar saturados, y priorizan el espacio para animales más jóvenes o saludables.
¿Qué sucede con los gatos si su dueño es deportado?
A diferencia de los perros, los gatos son un poco más independientes. Pueden pasar más tiempo solos, y algunos logran sobrevivir en exteriores por cierto período. Sin embargo, eso no significa que puedan quedar abandonados sin consecuencias.
Un gato que queda encerrado sin comida ni agua puede deshidratarse en pocos días. Además, aunque muchos gatos logren escapar y sobrevivir temporalmente en la calle, esto los expone a enfermedades, accidentes o peleas con otros animales.
En zonas urbanas, los gatos que escapan pueden ser atrapados por servicios de control animal. También pueden ser llevados a refugios, donde enfrentan los mismos riesgos que los perros: poco tiempo para ser adoptados y la posibilidad de ser sacrificados si no son reclamados.
Consejos para proteger a las mascotas en caso de deportación
Uno de los pasos más importantes que puede tomar una persona inmigrante con mascotas es anticiparse. A continuación, algunos consejos para asegurar el bienestar de los animales en caso de deportación:
- Elige a una persona de confianza: puede ser un amigo, familiar o vecino. Lo importante es que esté dispuesto y disponible para cuidar a la mascota si tú no puedes hacerlo.
- Habla con esa persona con anticipación: no basta con asumir que ayudará. Debes conversar y confirmar que está de acuerdo.
- Deja una carta firmada: esto le permitirá a esa persona recoger al animal del refugio o autorizar tratamientos médicos en tu ausencia.
- Prepara un kit de emergencia: incluye nombre de la mascota, edad, vacunas, dieta, medicamentos, comportamientos especiales y contacto del veterinario. Guarda este kit en un lugar visible de la casa, como cerca de la puerta principal.
- Informa a tus vecinos: si tienes confianza, comparte tu plan con ellos. Podrán alertar a tu cuidador si sucede algo.
- Investiga organizaciones locales: algunas ONG ofrecen hogares temporales para mascotas de inmigrantes detenidos. También pueden brindar asesoría legal o ayudar en la búsqueda de soluciones.
Los riesgos de no prever qué hacer con tus mascotas
No tener un plan para las mascotas en caso de detención o deportación puede generar consecuencias graves. En primer lugar, los animales pueden morir por abandono. En segundo lugar, podrías perderlos para siempre si son adoptados o sacrificados antes de poder comunicarte con alguien.
También puede haber consecuencias legales. En algunos estados, abandonar una mascota puede considerarse maltrato animal, lo que genera multas o cargos criminales. Aunque la persona deportada no lo haya hecho intencionalmente, no prever esta situación puede complicar futuros intentos de reingreso o residencia legal en el país.
Además, en términos emocionales, perder a una mascota sin despedirse puede dejar una huella muy dolorosa. Las mascotas forman parte de la familia.
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Preguntas frecuentes
¿Qué pasa con mi perro si me deportan?
En caso de ser deportado, el perro puede ser llevado a una perrera para que alguien lo reclame. Leer más aquí.
¿Dónde van mis mascotas si me deporta el ICE?
En caso de ser deportado, el ICE no se hace cargo de las mascotas de los detenidos. Los animales suelen ser trasladados a refugios o perreras. Leer más aquí.
Ahora ya sabes
Frente al riesgo real de una deportación, muchos inmigrantes se preparan para proteger a sus hijos, su vivienda y sus pertenencias. Sin embargo, a menudo se olvidan de sus mascotas, quienes también son seres vivos vulnerables.
Tener un plan de emergencia, contar con una red de apoyo y preparar documentación adecuada puede marcar la diferencia entre el abandono y el cuidado digno. Además en caso de no prever la situación, incluso hay riesgo de consecuencias legales.